divendres, 21 de març del 2008

Válvula de escape

Un día te despiertas por la mañana y piensas que va a ser un gran día. Pasa el tiempo, pasan los minutos y ves como ese día que te habías propuesto convertirlo en azul, se vuelve tan negro como los días anteriores. Y sientes impotencia.

Quizás no llegues a sentir de verdad tristeza por ese sinistro que te contaron a media mañana, quizás no debieras pensar en esas palabras que te dijeron como lo hiciste... pero el estado en el que te encuentras te obliga a eso, te obliga a hundirte más. Y no porque no intentes ser feliz...  nadie lo desea más que tú y nadie luchará por ello tanto como tú. Todo tenemos esa parte egoísta que nos caracteriza como humanos, aunque sea muy en el fondo, que levanta un muro entre la persona en si y el mundo de su alrededor que no podrá penetrar aunque se lo proponga.

A veces no basta con romper a llorar o gritar fuerte. Recuerdo una frase de una película que describe todo esto: sentir que estás en un salón lleno de gente gritando fuertemente y no haber nadie, entre toda esa multitud, que levante la vista. En ese caso el amor y la pasión luchaban contra todo eso, pero sabemos cómo es el cine. No es más real tu soledad saber que a pesar de que tengas gente alrededor sigues sintiendote igual; llegas a sentir que arrastras a todo el que haya a tu lado y a consecuencia de esto deseas romper con todo para no cargar con más peso.
A veces ya no basta con una palabra, o con un abrazo, ... a veces sentirte solo es la mejor manera de reponerte. Muchas de éstas cosas se usan a menudo como válvula de escape.

Esta palabra me recuerda a un muñequito de goma lleno de aire. Válvula de escape, "pitorrin" -un beso allí dónde estés-, que a medida que el muñeco se llena de estrés,  de rabia, de soledad, de ironías, de odio (entre otras cosas, pobres muñequitos de goma) se va abriendo dejando un sonido único del aire al escapar de una prisión plástica. Con lo fácil que es abrirla entera, pero quizás el muñeco no sabe donde se encuentra y sigue aguantando después de haberse encontrado mejor tras los momentos límite. Sería mejor para el conejito de goma o el perro que en vez de guau-guau hace pi-pi saber que tiene que hacer exactamente para que no se sintieran más oprimidos.

A veces no basta con palabras... a veces ni siquiera los hechos... y a todo esto te preguntas qué es lo que debes hacer para seguir adelante y conseguir un poco de alegría día a día. Encerrarte? No; Desaparecer? Quizás... descansar... al fin y al cabo, es lo único que importa.

Quiero mi válvula de escape para abrirla y desinflarme.

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1 comentari:

Anònim ha dit...

Y a todo esto yo te recuerdo un par de estrofas de una canción del Serrat:

Hoy puede ser un gran día,
plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.

bla bla bla ...

Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.

Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres;
si puedes, derróchalos.

bla bla bla ...

Hoy puede ser un gran día
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.

Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.

Pelea por lo que quieres
y no desesperes
si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día
y mañana también.

Hoy puede ser un gran día
duro, duro,
duro con él.

...

Pos eso tía! Que hay muchas formas de soltar lo uno lleva dentro, que a veces es mejor reir fuerte a carcajadas que ponerse a gritar... Otras llorar en silencio que intentar demostrar la indiferencia ante un acto... Y otras... mejor echar un buen polvo que enfadarse con vete a saber quien... Y ya que estoy en el tema, aprovecho como ferviente lector de tu blog, para reclamar posts facilones sobre sexo duro y apasionado entre féminas lesbianas en pleno líbido primaveral, que molan mucho ^^ y pocos son los que voy yo por aquí. Anims!!